Moisés Hernández / LBM

Moisés Hernández / LBM

por Estudio Pou Lujambio SL

Moises Hernandez / LBM

“La belleza habla como un oráculo, y el hombre, desde siempre, le ha rendido culto, ya en el tatuaje, ya en la humilde herramienta, ya en los egregios templos y palacios, ya, en fin, hasta en los productos industriales de la más alta tecnología contemporánea. “ Luis Barragán.

 

Esta frase, que pronunció en su famosísimo discurso de aceptación del Premio Pritzker Luis Barragán, hablaba de la belleza en general y trazaba una linea desde lo mas primario hasta los productos industriales. Y si en su propio país alguien ha hecho justicia a esta forma de entender la belleza es Moises Hernández. Curiosamente, y ha sido así especialmente en décadas recientes, ha sido Hernández además el mexicano que ha sabido rendir mejor homenaje a la obra y la arquitectura de Barragán con sus productos industriales.

La trayectoria de Moisés Hernández está indisolublemente ligada al color. Lo ha estado, por lo que se puede ver al analizar sus trabajos, desde que estuvo en la Ecal de Lausanne. Posteriormente, con todo su trabajo en Diario (en donde, como Barragán describía sobre su propia trayectoria, fueron motivo de inspiración las lecciones que encierra la cultura popular mexicana) y los proyectos desarrollados para Ligne Roset, Pirwi, PCM y otros, siguió investigando este universo.  Su paso a la dirección de color del departamento de diseño de Apple no hizo más que confirmarlo.

Paralelamente, además del color, su trayectoria se ha visto claramente marcada por la sencillez. Los diseños de Moisés son, sobre todo, sencillos. En la línea de lo que Jasper Morrison y Naoto Fukusawa definen como Super Normal, sus objetos nunca ocultan lo que son: son atemporales y muestran rabiosamente su utilidad, o, en caso de ser ornamentales, su belleza y emoción. 

Estos dos elementos -el color y la sencillez- y sus intrincaciones con la belleza y la alegría, trazan una línea entre la obra de arquitecto y diseñador que va más allá de guiños y homenajes. La relación entre uno y otro es filosófica.

Y siendo así, llama la atención que hayan sido varias las veces que Hernández ha rendido algún tipo de homenaje al maestro de la arquitectura mexicana. Con sus caballos para Pirwi creó una suerte de Pájaro de Eames mexicano que encaja en cualquier arquitectura mexicana contemporánea que se precie. La Silla Grana fue presentada en la Cuadra San Cristóbal, un emplazamiento inmejorable para ese proyecto tan delicado y emocionante. 

Ahora, con la lámpara LBM para HAY, rinde un homenaje indisimulado a Barragán en donde además de bautizar la lámpara con las iniciales del arquitecto, lleva a cabo algo complejísimo: la lámpara es, además de un producto industrial de alta tecnología, una mini arquitectura donde caben la serenidad, el silencio y el asombro.